sábado, 20 de octubre de 2012

Posiciones y ejercicios tántricos para hacer el amor

La práctica de las técnicas del Tantra, permite a través de una serie de posiciones, ejercicios y masajes, aplicar la sabiduría tántrica al arte de hacer el amor, para experimentar el sexo, no sólo como búsqueda del placer genital, sino como camino hacia el orgasmo tántrico, el éxtasis y, en definitiva, la sexualidad espiritual. Conoce las principales técnicas, posiciones y ejercicios, para experimentar el máximo placer en el sexo y el amor.

Portada del libro Tantra: el sexo sentido
La práctica de las técnicas del amor tántrico te abrirán las puertas a la experiencia de la sexualidad espiritual. Mediante los masajes, posiciones y ejercicios tántricos para un sexo pleno, podrás sentir el amor mágico, que sólo es vivenciable a través del Tantra, el arte del amor consciente.


A partir de los puntos clave del sexo tántrico, aprenderáscomo llegar a ser dioses del amor, a través del sexo. Pondrás en cuestión el placer genital versus el orgasmo tántrico y podrás seguir los consejos para alcanzar el máximo placer en el acto sexual.

Quizás llegue el día en que tú o tu pareja, se animen a sugerir sexo tántrico y necesitas estar preparado para ello. Ante todo, ten en cuenta que la respiración tántrica es fundamental, en la práctica de los ejercicios tántricos para retardar la eyaculación.

Existen poderosas razones para practicar el sexo tántrico. En principio, muchos hábitos tántricos son capaces de despertar el deseo y multiplicar el placer. Por otra parte, lapráctica del Maithuna aumenta la libido, a partir de sus diferentes niveles, previos a la relación sexual.

sábado, 22 de enero de 2011

TANTRA PARA MUJERES

Hacer el amor sensualmente es aumentar en mucho tu placer sexual cuando llega ese tan especial momento de la intimidad con tu pareja, o con tus parejas, si acaso tú prefieres como libre opción personal ir viviendo diversas relaciones amorosas en la actual etapa de tu vida.
Son muchas las mujeres que acaban por sentirse decepcionadas del sexo con sus amantes en un momento u otro de sus experiencias. ¿Por qué? Sencillamente porque en la intimidad la mujer moderna espera aunque sea algo de sensualidad a partir incluso de sus propias fantasías eróticas, y a partir, sobre todo, de lo mejor de su hombre o de sus parejas sexuales.

Seguro que en muchas ocasiones tú misma, amiga lectora, has deseado que él, tu marido, tu novio o tu amor, te acariciara más e incluso supiera excitarte de un modo mucho mejor a como es capaz de hacerlo en su actual estadio de aprendizaje del sexo.
Numerosas mujeres piensan y sienten que si sus compañeros sexuales mostraran más sensibilidad e imaginación a la hora de la intimidad, ellas serían capaces de demostrarles el verdadero potencial de su propia sexualidad femenina.
¿Solución? ...



Enséñales tú misma, inicia tú a tu amante, a tus amantes, en los secretos de la sensualidad. ¿Quién más apropiada para hacerlo que su compañera sexual? Como mujer tú posees y atesoras de antemano los secretos de la sexualidad en tu ser. Es así porque tu sensibilidad es superior a la del hombre. Tú eres de modo natural mucho más receptiva ante lo que es el sexo sensual de lo que pueda serlo cualquier varón que no haya iniciado un verdadero aprendizaje del mismo.
Es el objetivo de esta obra que si quieres tú te conviertas en toda una iniciadora al arte del amor sensual, en una maestra de la seducción para el hombre que ames o para las parejas a las que permitas ser protagonistas de tus aventuras amorosas o sexuales. Iniciar a tu hombre en los misterios que esconde la sensualidad es enseñarle a sentir placer de verdad, además de hacerle mejor como persona, como ser humano. Tú puedes convertirlo a él –a tu pareja fija o a tu amor de turno- en un gran amante, del mismo modo que cuando tienes hijos eres tú la que en mayor proporción y en realidad les enseñas a vivir y a ser.

Para tú llegar a ser una buena maestra o conocedora del sexo sensual y así poder enseñar los máximos secretos de la intimidad a tu amor o a tus diversas parejas en toda etapa de tu vida, lo primero y más importante es que tú misma tomes conciencia de tu propio poder seductor ante el hombre.
Si evitas ser pasiva frente al sexo o la sexualidad, y desde hoy comienzas a cultivar una actitud más activa ante toda conquista amorosa que te propongas, comprobarás pronto cómo te eriges en dueña del arte de amar.
Enseña sensualidad a tu pareja haciéndole experimentar cuanto vamos a exponer, todo lo cual te conducirá a la cima del placer con él. La mujer que se abre al fin a la sensualidad que de antemano se halla de modo natural en ella misma, aprende pronto a seducir, a ser ella la que seduce claramente a sus parejas, y entonces comprueba que el hecho de ser mujer es un poder, es una fuerza contenida en la propia feminidad.

Ninguna seductora verdadera es hoy rechazada por el hombre al que ella elija conquistar, porque el varón sabiamente seducido por las armas sensuales de una mujer no podrá negarse a ponerse a sus pies. Las grandes seductoras del mundo del cine han hecho historia gracias a su poder sensual desplegado ante las cámaras y ante sus públicos seducidos por ellas.
No se trata de que toda mujer sea una actriz capaz de representar el papel de una seductora en su vida privada o íntima. Se trata de saber divertirse del todo con el sexo y los diversos juegos de seducción que el amor sensual permite. Y esto puedes llevarlo a cabo con la persona que en este momento comparta tu vida.

Numerosas parejas creen que han fracasado como tales a partir del momento en el que comprueban que ya no se desean físicamente como antes, o como al principio de su relación. Llegan a esa conclusión errónea porque no saben o no se hacen conscientes de que la atracción puramente física es algo que concluye con el paso del tiempo, a menos que se realice la sexualidad sensual de la que vamos a hablar aquí con todo detalle.
No es posible concebir que una sexualidad fundamentada en la penetración rápida y en una búsqueda veloz del orgasmo de él o de ambos se mantenga viva sin cesar. Este tipo de deseo concluye en cuanto se ha hecho el amor de las mismas formas muchas veces. El sexo sensual permite, en cambio, que cada ocasión íntima sea única.
Esto otorga variedad a la situación sexual de modo que la sexualidad nunca aburrirá a la pareja sino, antes bien, todo lo contrario: el sexo sensual será siempre un aliciente reconfortante para quienes se atrevan a llevarlo a la práctica.
Como mujer, para llegar a enseñar sexo sensual a tus compañeros en la intimidad has de integrar en ti varias primeras ideas tan principales como excitantes y atractivas. La iniciativa a la hora del sexo has de llevarla tú, no sólo porque esto excitará más a tu pareja, sino porque una mujer sin recursos seductores no podrá impedir que su amor termine por abandonarla o por aburrirse con ella en la cama. Estar segura de que sabes excitarle es fundamental para desplegar esa iniciativa sexual que te conducirá al éxito en tus relaciones íntimas.

Cuando la mujer espera que su compañero sexual la seduzca tomando él siempre la iniciativa de todo acercamiento íntimo, está cavando la tumba de esa relación. En cambio, cuando como mujer eres capaz de decir por propia iniciativa "quiero hacerte el amor" o "te deseo" o "me gustas mucho" o "te amo" o "me encanta tu cuerpo", etcétera, estás aplicando ya un inmenso poder femenino en tus relaciones. Y no digamos cuando eres capaz de realizar un streeptease inesperado ante él, o de llevar una de tus manos hacia su sexo a la vez que comienzas a besar sus labios, su boca, su cuello...
Incluso embellece de un modo especial la mujer que actúa con iniciativa ante el sexo, y será muy amada y deseada por su pareja o por sus parejas.

Tu sexualidad es mucho más poderosa que la del varón. Tu deseo de un hombre es prácticamente una llamada real hacia ese hombre cuando te hallas a su lado o cerca de él. Cuando tú deseas mucho a un hombre lo estás excitando de hecho, ya que las feromonas estarán actuando e instintivamente él se sentirá atraído hacia ti. Las feromonas son unas partículas invisibles que desde el cuerpo humano emiten un olor sutil, el cual actúa como detonante del deseo de la persona que se halla contigo cuando tú la quieres atraer hacia ti. Tú escondes en tu interior toda una fuente de placer y creatividad a partir de tu sexualidad encendida.
Una mujer excitada es una fuente de poder constante. Y una mujer excitada es casi siempre lo mismo que una mujer enamorada o a punto de enamorarse.
Que ese amor dure sólo veinticuatro horas, una semana, un mes, dos años o toda la vida es una cuestión que pertenece a otro tema.
Lo que tú quieres lograr en el fondo es que cada una de tus historias de amor sean al mismo tiempo sensuales, además de pasionales, bellas, excitantes y compensatorias para ti. Hay que saber de antemano que todo es posible en este mundo para el hombre que tiene a una mujer enamorada a su lado, como todo también lo es para la mujer que tiene la suerte de estar junto a un hombre enamorado de verdad.

Una pareja que se lleve muy bien sexualmente, que triunfe unida en sus relaciones sexuales, es una pareja que vivirá con éxito todo cuanto emprenda durante el tiempo que dure su relación.

El placer que la unión sexual conlleva no sólo debe limitarse al orgasmo de ambos, a la eyaculación de él y a tus espasmos vaginales. Todo el cuerpo llega a ser fuente de placeres cuando se hace sexo con sensualidad. Hasta los sentidos de ambos miembros de la pareja llegarán a ser cauces para aumentar el placer. La vista, por medio de imágenes erotizantes, aumentará más la excitación de los dos. El tacto, mediante masajes y caricias adecuadas, también tendrá el mismo efecto, así como el oído, el olfato y el gusto, cuando son tenidos en cuenta a la hora del amor: lo comprobarás a lo largo de este libro. Todos los sentidos se amplifican y se ven remunerados satisfactoriamente cuando se practica el sexo sensual en sus numerosas variantes y posibilidades.



El amor sensual propicia placeres que conducen a que el acto sexual, lejos de fatigar o hastiar a uno o a ambos miembros de la pareja, llene de energía para vivir.

Por mi amplia experiencia en las secciones de sexo y consejos sentimentales e íntimos en las revistas femeninas españolas, sé que suele suceder que nadie te ha ayudado a fomentar del todo esa zona romántica y sensual que, por tu naturaleza más sensible que la de él, tú escondes en ti desde que dejas de ser una niña y te conviertes en una mujer. Tú sabes amar de antemano por puro instinto femenino, incluso desde el tiempo en que fuiste una atribulada adolescente a causa de lo que el amor y el sexo debían de ser para ti y, todavía, no eran ni son en realidad.
Hasta es muy probable que tus primeras relaciones sexuales te dañaran de modo que llegaras a pensar que el sexo, a ti, te había decepcionado. Es normal que le suceda a toda mujer. En su mayoría los hombres buscan sólo sexo en primera instancia, mientras que tú buscabas y buscas, simplemente, amor; sexo también, por supuesto, pero con amor o, al menos, algo de sensualidad. Luego creciste y una vez más volviste a darte cuenta de que aquello que en tus ensueños tú esperabas de la intimidad tiene hoy en día, aún, poco que ver con lo que son las cosas realmente. Tu sabiduría sensual innata como mujer viene a chocar casi siempre con lo que ellos, incluso muchas veces a pesar de decirte que te aman, esperan de ti en la cama a la hora de la sexualidad.
Tu entrega sumisa a la situación íntima con él, tu total predisposición hacia una penetración rápida por su parte, la clásica felación o mamada para que él eyacule pronto debido a su ansia de hacerlo, e incluso, y no en pocas ocasiones, la constituida como tema casi tabú penetración anal, totalmente innecesaria en toda buena relación sexual y que a muchos de ellos y a algunas de ellas parece satisfacer en sumo grado, etcétera: todo esto es lo que en definitiva se da repetitivamente en las relaciones sexuales actuales.
Y se da, además, en mucho desorden, sin tiempo para que los sentidos se impregnen del profundo y gran placer que la sensualidad añade a toda relación íntima.
¿Sitúa esto al hombre en una posición inferior a la tuya por su modo de entender el sexo? No, no hay que pensar así. Tan sólo sucede que la mujer es más sensible y natural, más sensual que el hombre ante el sexo.

Tal vez a ti te gustaría que todos estuviéramos viviendo ya en un mundo de color rosa, en donde todo acercamiento sexual fuera una fiesta para tus sentidos y los de tu amante, en una especie de placentera reunión de almas además de en una reconfortante unión física. Pero eso está aún por llegar. Piensa que hace tan sólo unas cuantas decenas de generaciones nos hallábamos en lo que hoy consideramos la antigüedad humana. No se les puede pedir más a los tiempos en los que estamos por muy adelantados que parezcan o que comiencen a ser.

Existe hoy sin embargo la posibilidad de que tú introduzcas a tu amor en los secretos de la sensualidad. ¿Cómo? Enseñando a tu pareja o a tus parejas, paso a paso, no sólo cuáles son tus sensibles puntos erógenos, no sólo los secretos de tu personal forma de entender el sexo, sino el arte de convertir vuestras situaciones amorosas en un ritual siempre divertido, además de excitante y repleto de placeres distintos y variados.

La temida falta de diálogo en pareja, el cruel estrés cotidiano que puede acabar en una ruptura de vuestra unión, la aburrida rutina diaria: todo eso desaparece cuando una pareja decide amarse sensualmente, ya que esta técnica de acercamiento mutuo convertirá vuestra vida como amantes en algo distinto y superior a lo que era antes.

Cuando se aprende a llevarlo a cabo con deseos de amar más y mejor, de ser más deseada siempre, de excitarlo más a él, el amor sensual abarcará finalmente todos los campos de tu existencia junto a tu amor. De esta manera vuestra sexualidad no quedará reducida al ámbito de vuestro dormitorio. Porque amarse con sensualidad es bastante más que saber acariciarse, es también más que decirse palabras bellas e incluso particularmente excitantes para ambos durante el coito, o que llegar a conocer la verdadera sexualidad -las más ocultas necesidades sexuales- de tu pareja en un momento dado o de tu amor para siempre. Es, además, saber cómo decorar tu cuarto para que él se excite más, cómo impregnar tu vida y la suya de pequeños y grandes detalles superexcitantes y hasta de fantasías eróticas cumplidas que harán de vuestra relación toda una fuente de nuevos y continuos placeres.

La sensualidad aplicada es una toma de conciencia, un darse cuenta de los pequeños y grandes detalles que pueden conducir cualquier relación amorosa o íntima a otra dimensión en comparación a lo que es el sexo banal o cotidiano, hecho porque sí o sin otra motivación que alcanzar orgasmos rápidos y desordenados en medio de sudores y jadeos.
Cada rincón del cuerpo de la persona deseada se vuelve susceptible de ser fuente de placer, mientras que cada zona de tu propio cuerpo de mujer se convierte en un volcán, cuando la pareja elige introducir la sensualidad en sus relaciones íntimas.

¿Cómo empezar ya a amaros sensualmente? Habla con él sobre sensualidad y solicítale que, por lo menos una vez a la semana, tú querrías hacer el amor de un modo sensual. Hablar de sexo de un modo natural -de lo que a cada cual le gusta más en la intimidad- es ya de por sí muy excitante. Ten dispuesto tu dormitorio de manera que sea el de una princesa del amor.
Guarda para tus grandes ocasiones íntimas algunas velas de colores, y ten preparada una bombilla roja o violeta –o del color que más te guste a ti- con tal de iluminar tu cuarto de un modo especial en ese día que habrás concertado con él. El sexo sensual se lleva a cabo lentamente, con algunas horas por delante; y si es realizado en una habitación iluminada por una luz de color tenue que os permita veros a ambos desnudos en una bella semipenumbra, mucho mejor. No es llegar con rapidez a su orgasmo o al tuyo, el objetivo del amor sensual.

Díselo así mismo a él cuando le expliques qué es y en qué consiste el sexo sensual que deseas practicar al menos durante esa única ocasión semanal a la que nos referimos anteriormente.
El objetivo es que paséis las horas envueltas éstas en múltiples miradas de amor y deseo, en caricias inolvidables, entre mutuos masajes reparadores de las tensiones diarias acumuladas y, todo, desnudos los dos después de quizás haberos quitado la ropa lentamente ante el otro.
El objetivo, en otra sesión de amor sensual, podrá ser también cumplir vuestras fantasías eróticas al hilo de una música romántica que os guste a ambos.
La música New Age es ideal para esto. O podría ser ese mismo objetivo jugar a excitaros más y más, incidiendo con vuestras caricias en los puntos erógenos del cuerpo de cada cual, de modo que lleguéis a una alta cima de deseo mutuo antes del coito.

Tú mujer, como maestra de amor sensual ante tu amor "para siempre", o ante cada pareja con la que elijas estar: suena bien, suena sugestivo para ti, suena a una nueva posibilidad que abrirá en mucho tu mundo sexual femenino, otorgándole más calidad, más placeres, más sensibilidad y, ante todo, más opciones para sentir placer a partir de tu intimidad con la persona que elijas.
Lo que has de reconocer para ir integrando el sexo sensual en ti y en tu vida es que, a un hombre, o a la persona con la que quieres vivir horas realmente placenteras, si no sabe nada sobre cómo ser sensual, no le puedes pedir que aprenda a serlo en un día.

Pasar de una sexualidad instintiva y mecánica a una sexualidad sabia e imaginativa no es algo que una persona inexperta en el tema pueda asumir así porque sí.

Por lo tanto, como te decíamos antes, habrás de comenzar introduciendo en tu pareja la idea de que al menos una vez a la semana os propondréis vivir la sexualidad sensual que aquí estamos desarrollando: es lo que has de solicitarle a tu novio, tu amor o tu amante de temporada (un amor de verano, por ejemplo).

Porque antes de llegar a que vuestras relaciones sexuales se enriquezcan a partir de cuanto la sensualidad aporta, habrás de ir introduciéndolo a él en las que son las mejores prácticas séxicas en la intimidad. Las vamos a ir exponiendo aquí de un modo ameno y útil para ti.

Por ahora, la única que puede enseñar a un hombre a ser sensual eres tú como en realidad sólo una madre sabe salvar del miedo a la vida a sus hijos pequeños.
Hay que hablar del tema para que la sensualidad arraigue en la persona a la que quieres enseñar.
Te lo adelantábamos antes. Hay que hablar de la sensualidad con tal de suscitar en esa persona curiosidad y deseos de probar el sexo sensual. Pero ¿hasta dónde llega el tema de la sensualidad?, podrías estar preguntándote.
Éste llega incluso a integrar en tus relaciones íntimas lo que es llevar a la práctica las fantasías eróticas de ambos; por lo menos, las que ambos podáis o queráis asumir.

Pero has de reconocer claramente que tú cultivas fantasías eróticas en las cuales das especial importancia a las imágenes sensuales, a las caricias más tiernas, a los besos más dulces y profundos y a las palabras y acercamientos íntimos más sutiles, mientras que ellos por su parte sólo parecen pensar en nalgas bien prietas, senos amplios o generosos, y hasta pubis frondosos o muy recortados de modo que les sobreexciten más.

Tú fantaseas sin apenas saberlo con hacer el amor sensualmente, y eso te excita, y ellos fantasean con realizar penetraciones rápidas y lo más morbosas posible con una o hasta más parejas a la vez. A veces, también tú misma tienes fantasías eróticas en las que te ves penetrada por varios penes, o en las que, quizás, hasta introduzcas a otro hombre o, acaso, hasta otra mujer. Es normal. Pero tus fantasías siempre tienen un grado de sensualidad mucho mayor que las del hombre.

El hecho es que llegado el momento de su actual sexualidad contigo él tenderá a practicar sexo con rapidez y poca o nula sensibilidad, y entonces más que nunca tú, quizás, te quedes pensando y sintiendo que podría realizarse el coito de la misma manera, pero con palabras, modales y acercamientos más sensibles, bellos y excitantes para ti; incluso, llevando a la práctica las fantasías sexuales de ambos, lo cual siempre revivifica toda relación sexual, como también veremos. Todo eso te sucede porque tú deseas amar y ser amada sensualmente.

En realidad, lo femenino es lo que hace avanzar el mundo hacia toda modernidad y esto incluso desde antes de la liberación de la mujer en el pasado siglo XX. Hoy eso sucede más rápido que nunca. Pero, sobre todo el hombre, todavía se mueve y se motiva por su instinto sexual. Vosotras también, por supuesto, pero con mucha mayor conciencia que ellos en torno a lo que es o debería ser el amor.

Esta sabiduría innata sobre lo que es y significa amar es la que debe ser el motor de tu silenciosa enseñanza de la sensualidad a todo hombre que pase por tu vida.
Cada vez que un varón se sensualiza el mundo mejora un poco más. Ir apartando la rápida e insensible sexualidad instintiva, para ir sustituyéndola por una bella y enriquecedora sexualidad sensual, no sólo tiene el efecto de aumentar el placer sexual en ambos miembros de la pareja, sino que es un acto de amor al mundo, de amor a la vida.

Es fácil imaginar que un mundo sensual será un día un mundo renovado y más feliz que éste en el que venimos a nacer misteriosamente. Como profesora del arte de amar que te dispones a ser, has de integrar en ti la siguiente idea básica, la cual te ayudará a comprender porqué el sexo sensual llevado a la práctica posee incluso el poder latente de mejorar la vida en las sociedades donde vivimos: y es que no hace mucho en relación a la edad del mundo –miles de millones de años-, fuimos animales irracionales. Nuestros antepasados remotos lo fueron. Y hace tan sólo cien mil años no éramos más que asustados trogloditas nómadas en un planeta inhóspito repleto de criaturas que nos querían devorar. Casi todos los adelantos e inventos no han hecho sino aumentar nuestra inteligencia y alejarnos de aquel ayer terrible. El secreto para mejorar se halla en la evolución de las cosas y de las ideas.

Mucho, les costó a la mujer y al hombre realizar el coito mirándose de frente y sabiendo que esa unión podía llegar a ser un acto de amor aplicado. Y es el caso que aún hoy no sabemos amar, sentir amor, inundarnos de placer y amor reunidos al realizar el acto sexual. Ésta es la idea principal que tú, como maestra de sensualidad, has de aplicar en tus relaciones. Se ha avanzado mucho, pero todavía no lo suficiente... ¿Lo entiendes bien, querida lectora? Piensa en ello.

Te darás cuenta entonces de que, estupendamente, la evolución de la mujer es en algún grado superior a la del hombre. ¿Por qué? Simplemente, porque tú sabes amar y, nosotros, los hombres, aún no del todo... Es así de sencillo. Esta toma de realidad por tu parte, este hacerte consciente de que todo tema concerniente a la evolución humana es fundamental con tal de ir comprendiendo más y más la vida en este mundo, es lo que justifica que defendamos el amor sensual como detonante de una mejoría considerable del actual estado de las cosas. En pocas palabras: en realidad, el amor sensual enseña a hacer sexo con amor, y este sentimiento es el único que enaltece velozmente al hombre y lo sitúa de frente y positivamente ante el misterio de la vida.
Es primordial para enseñarle a él a sensualizar su forma de desearte sexualmente, conocerlo bien en sus verdaderas intenciones para contigo más allá o más acá de su grado de amor por ti.

El instinto sexual del hombre es muy poderoso, y aunque el de la mujer también lo es, existe la diferencia de que ellos esperan satisfacerlo de un modo rápido mientras que a ti te gustaría hacerlo de una manera mucho más serena y, siempre, especial.
El amor sensual, la sensualidad a la hora del sexo, no desgasta en absoluto a la pareja que lo aplica. Sin embargo, el amor instintivo sí. Amarse sensualmente implica que hay, si no un amor profundo en el seno de la pareja que se quiere así, sí un amor cuanto menos especial hacia el hecho de ser, de vivir, de estar en la vida. Y no un amor posesivo, orgulloso, provocativo o, acaso, soberbio, sino un amor desinteresado y sencillo, además de igualmente excitante.
Cada caricia que seamos capaces de ofrecernos significa que damos un paso adelante hacia un ennoblecimiento de nosotros mismos.

El amor sensual propicia que el ser humano se dé cada vez más cuenta de lo realmente importante que es llegar a estar en esta vida desnudos al lado de alguien. A menudo, banalizamos las cosas y por eso llega a hacerse el amor como si el sexo fuera un acto cotidiano más, como el comer o el dormir.
La sensualidad, al precisar de movimientos lentos y controlados así como de tiempo por delante para hacer bien el amor, le hará comprobar enseguida a él que, como persona, como ser humano, tú eres única. Y entonces cuestiones como tu físico o tu mayor o menor belleza personal dejarán de tener importancia.
Lo realmente vital es que al querer dar placer, ofrecer placer a la pareja, estamos logrando ser mejores que nunca. Llega a excitar tan sólo el ver que la pareja siente placer, en vez de cuando sólo excitaba el hecho de sentirse poseedores del cuerpo de la amante o del amante.
El sexo sensual enseña a amar, en definitiva. Muestra el camino para que el amor y el placer se fundan entre sí, de modo que en ese contexto surge dentro del ser humano lo mejor de sí mismo.

Así hacer de él tu mejor amante

Tú conoces a un hombre que te gusta mucho, pero resulta que te das cuenta pronto de que el no sabe nada de sensualidad. Y a ti te gustaría practicar este amor sensual que te apetece integrar en tu vida. Por lo tanto, habla con él enseguida antes de seguir adelante.
Esto es fundamental. Dile que existe el sexo con sensualidad. En realidad, él no lo sabe: ése es el problema real. En ningún sitio enseñan, cuando eres joven, a ser una persona que conozca o domine la sensualidad.
Estaría bien que esta forma más sutil de amarse sexualmente fuera enseñada en los centros escolares desde que se es adolescente. El hombre aprende su sexualidad casi a solas, sin que le hablen de las posibilidades que el sexo encierra en sí mismo y que pueden aplicarse con éxito a la hora de amar. Tú, que sí estás siendo conocedora del arte de amar que es la sensualidad, sabes ahora que hablarle es lo fundamental.
Habla con él sobre sensualidad: verás que el tema le interesa sobremanera, ya que la sensualidad aumenta todo placer juntos. Dile que los dos obtendréis mucho mas placer que nunca si él decide hacer el amor con sensualidad de por medio.

Infórmale antes de hacer el amor de las acciones que pueden llevarse a cabo en el sexo sensual (vas a conocerlas en esta obra). Si se lo dices tras hacer el amor con él, porque a ti te sea más fácil hablarle entonces de sexo, aclárale que no vas a ser necesario que renunciéis a hacerlo como ahora lo estáis haciendo. Pero que podríais, juntos, amaros sensualmente aunque fuera de vez en cuando. Primero, dile, haréis el amor "cada vez más sensualmente".
¿Cómo es cada vez más sensualmente? Como paso previo al amor sensual, le estarás proponiendo que primero os ejercitéis en saber miraros desnudos y en saber acariciaros todo el cuerpo de forma placentera.

Bañaos y lavaos juntos en una bañera, si tienes bañera, ya que empiezan a ser un lujo en muchas partes por el poco espacio que hay en las ciudades y, otras veces, por estar en pisos donde sólo hay duchas. Duchaos juntos en ese caso.
Lavaos despacio antes de hacer el amor: los pies, vuestros sexos, tus pechos, su tórax, su trasero, el tuyo, tu cabello, el suyo, su espalda, la tuya...
La higiene es fundamental en el arte del amor sensual.
Al efectuar ese acto de limpieza juntos, os estaréis relajando. Y esto es crucial a la hora de hacer el amor sensualmente.
La relajación conlleva una respiración serena, y la serenidad aporta una excitación mutua que no impide observar cuanto acontece durante la sexualidad.
Luego, limpios, acostaos. Y acariciaos entonces. ¿Que tiene eyaculación precoz tu amor de turno?: que eyacule fuera de ti; entonces, una vez haya eyaculado, tratarás su sexo como si estuviera erecto, pero despacio.

Quizás no conoces todavía el placer que él sentirá desde su glande si se lo lames en estado de no-erección tras haber eyaculado. Y hasta terminará por excitarse de nuevo, aunque, esta vez, sin semen que lanzar hacia fuera.
Para el amor sensual en el que os estaréis ejercitando, no es lo importante que él esté erecto. Pero sí es crucial que él esté contigo acariciándote, tanto como tú a él.

Acariciaos, para iros iniciando en el amor sensual . Acariciaos y hablad de amor, de sexo sobre todo; contaos estando desnudos vuestras fantasías eróticas: es muy excitante. Si él quiere ya más que todo eso, dile que habrá otros días para ese "más", pero que, hoy, es amor sensual lo que estáis haciendo: amor para acariciar, para hablar, para sentir juntos.

Pídele ahora que te acaricie suavemente el clítoris, que te haga sentir un orgasmo a través de ese punto. Enséñale tú cómo. Es importante que le enseñes tú a acariciarte bien y con mucha suavidad al mismo tiempo. Que él se vuelve a poner nervioso y quiere penetración y movimientos rápidos de su trasero sobre ti, de su sexo o su pene ya metido en ti, dile que no, que no, que no... que, hoy, suavemente... Dile que quieres sentir placer tú, y que luego ya le harás sentir placer a él con tu boca o como él quiera.

Te estarás convirtiendo así en una iniciadora al amor tranquilo más placentero; aunque, de momento, sólo en estado de estar enseñándole a él a ser sensual. Si es la primera vez que estáis juntos desnudos y has hablado previamente con él de tu deseo no sólo de sexo sino también de sensualidad con él, "oblígale" con buenas maneras a que te acaricie y a que reprima de momento su deseo de rápida penetración en tu vagina. Tú empezarás a enseñar así a todas tus parejas.
Llegarás a ser toda una maestra iniciadora al más moderno sexo sensual. En resumen, para ir introduciendo desde hoy a tu amor en el arte de amar tranquilamente y con mucho placer de por medio, has de seguir estos pasos:
Habla con él sobre sensualidad; qué es, qué pretendes con la misma, de qué va. Dile que haréis el amor cada vez más sensualmente, porque así sentiréis mucho mas placer. Da importancia a los masajes mutuos, permaneciendo desnudos ambos. Proponle juegos presexuales, precoitales: sí, daos un baño o una ducha juntos, acariciaos, reíd, tened sentido del humor...

Vivid el sexo con alegría y, a la vez, con concentración porque vais a vivir una sexualidad nueva e importante, una sexualidad basada en la sensibilidad. Enséñale a acariciarte; dile cuáles son los puntos más sensibles de tu cuerpo; pregúntale a él por los suyos. Hablad de sexo tras desnudaros para hacer el amor. Qué él aprenda a dar, a darte cuanto tú quieras en el sexo, en la sexualidad que vais a llevar a cabo.

La realidad es que la sensualidad en el amor llega, finalmente, cuando él logra estarse quieto, no tener necesidad de mover sus caderas, su pelvis, una vez su pene ya dentro de ti. Será en ese momento cuando la que se moverá durante el coito serás tú, en todas las posturas sexuales que queráis probar. Y, dada ya la penetración, él tiene que mantenerse erecto, pero quieto, como si su cuerpo estuviera dormido y como si su mente estuviera fijada todo el tiempo en darte placer a ti, como tú desees, como a ti se te vaya ocurriendo.

Que la mujer use el cuerpo y el pene del hombre como ella quiera, hasta que ella se sacie y, ya excitada y colmada, sea penetrada lentamente. Que el objetivo primordial sea que ella obtenga su placer, sus orgasmos, antes que él. Un hombre, para esto, ha de aprender a eyacular cuando quiera, si no posee ya esto como don natural. Eso se aprende respirando profunda y lentamente para alargar con esa respiración honda la excitación que en él se produce sólo por ver a una mujer desnudarse o ya desnuda.
Esto también les pasa a las mujeres abiertas al sexo: también a ellas les excita ver a un hombre que les gusta desnudándose o ya desnudo a su lado; pero tu excitación es antes que nada más mental que la de los hombres, que es más física e incontrolable.
Habla con él para decirle que, antes de su orgasmo, tú quieres vivir tus propios orgasmos.
Si antes habéis creado un ambiente sensual a vuestro alrededor, con una buena cena a la luz de unas velas blancas, por ejemplo, o con incienso y una luz a medias, o con una conversación sexual profunda que os haya ido situando en la atmósfera apropiada, mucho mejor.
La mujer tiene que desear en el hombre la parte sensible o espiritual que todo ser posee en su interior.

Tiene que desear fundirse con lo mejor del hombre con el que está. Por eso también es una buena idea hablar con él de sus proyectos, antes de la sexualidad, en una de esas conversaciones tan agradables que se pueden llegar a dar en toda pareja que sepa conversar y se respete.
Luego, puedes darle un masaje con la ayuda de una crema hidratante o de algún aceite adecuado para la ocasión. Una mujer que da masajes a un hombre, o a su pareja en un momento dado, lo estará enamorando como ninguna otra. Y al revés igual: un hombre que da masajes profundos a su compañera se estará ganando su amor de verdad, el que da libertad y nunca la quita, el que da placer profundo.

Hacer el amor no es solo realizar la penetración; es todo preámbulo también y todo momento postcoital (todo momento vivido tras el coito).

Todo eso, junto a la penetración, es hacer el amor, no hacer sólo sexo. Hay un momento para excitarse de todos los modos posibles (preámbulos), otro momento para la penetración lenta y duradera (pueden aumentarse los movimientos en la vagina en instantes dados para que el deseo de ambos aumente), y finalmente otro momento para tratar con arte de amar el postcoito, ideal para charlar, para reflexionar juntos en voz alta.

Detener en seco toda excitación máxima y contemplar ambos hondamente la situación sexual es de unos efectos internos sobresalientes. Si la erección se le disminuye durante este tipo de conversaciones o prácticas, no importa. Ya se volverá a excitar después, cuando tú actúes sobre su pene, sobre todo acariciándole sus piernas a la vez, además de las ingles, el trasero, y la nuca para que la sangre fluya bien a la cabeza.

Si en principio sólo se quiere estar con esa persona una noche, como es lo moderno muchas veces, se le dirá claramente y con sensibilidad antes de llevar a cabo la intimidad. No hay que crear expectativas en nadie que no vayan a poder ser. Son excitantes las relaciones basadas en una sola vez porque dos personas se hayan sentido fuertemente empujadas a conocerse por el deseo que en los dos despierta el encuentro ocurrido entre ambos.
La mejor postura sexual para llevar tú la iniciativa sexual es la que sitúa a la mujer sentada arriba y en el interior del pene del hombre. Desde esa posición será posible controlar la eyaculación de él, logrando que llegue cuando la mujer desee, y será posible además realizar una práctica que a los hombres les excita más que mucho: masturbarte tú ante su mirada con tus dedos, mientras se está realizando la penetración.
Hoy es muy sabido ya que el orgasmo femenino proviene de la suave estimulación del clítoris, y que la verdadera zona sensible al placer en tu vagina se halla en los primeros cinco centímetros de la misma. En general, el hombre, o es reacio a acariciar manual u oralmente el clítoris de la mujer, o lo hace pero mal, ya que suele caer en cierta rudeza de movimientos al incidir sobre un órgano que es tan sensible a todo roce, caricia o toque.
Enseñarle a acariciar muy bien tu clítoris es fundamental para ir introduciéndoos ambos en el amor sensual, en los placeres que la sensualidad propicia.
Emplea toda una sesión en enseñarle a acariciar ese punto tan sensible que se halla en la parte superior de tus labios vaginales. Utiliza también esa misma sesión de mutuo aprendizaje sexual para tomar su pene con tu mano con tal de masturbarle. Pregúntale a él cómo le gusta que manipules su sexo, qué le gusta que una mujer realice sobre su pene... Pero habrás de aprender a hacerlo logrando detenerte antes de que él eyacule.
Así su sexo permanecerá erecto durante más tiempo, con lo que esto supone para que se mantenga su excitación sexual –después expondremos soluciones prácticas para el caso de que él sea un eyaculador precoz-. Dile que te pida que te detengas cuando su semen esté a punto de surgir de su sexo, con el consiguiente orgasmo para él.
Esta práctica de masturbar al hombre hasta que su placer esté cercano, para entonces detenerte poco a poco y, por ejemplo, besarle o acariciarle en otras zonas, hará que él vaya acumulando un gran potencial de placer, el cual estallará en cuanto tú desees produciéndole un muy reconfortante y poderoso orgasmo.

Los placeres mutuos que pueden proporcionarse con la lengua –con la tuya y/o con la suya- son los mejores con tal de acoplar la lentitud que el amor sensual solicita para ser integrado en el seno de una pareja. Su glande es particularmente sensible a las caricias dadas con tu lengua, incluso cuando él está en estado de no-erección. Si aplicas tu lengua a su glande con tiernos movimientos de la misma después de hacer el amor y una vez su sexo está fláccido, hasta conseguirás una segunda y hasta después una tercera erección en él. Lo mismo has de pedirle a él, por supuesto. Su lengua sobre tu zona sexual es siempre una poderosa arma para tu excitación. Estas prácticas pertenecen a los cruciales preámbulos de los que toda excelente relación sexual ha de disfrutar de antemano. A más sobreexcitación mutua antes de que llegue la penetración, más fuerte placer cuando lleguen los orgasmos de ambos. Y has de enseñarle, diciéndoselo si él no tiene idea sobre el tema, que toda mujer es potencial y naturalmente multiorgásmica. ¿Qué significa esto? Sencillamente, que mientras él se sentirá bastante desganado sexualmente después de eyacular, tú no. Por el contrario, después de orgasmar en una primera vez durante el acto sexual, tú sentirás pronto, probablemente, que deseas sentir otra vez un nuevo orgasmo. Tu cuerpo se enciende más sexualmente cuando sientes tu placer sexual, mientras que el suyo se apaga. Por eso es vital saber que, actuando lentamente y con sensibilidad, él puede hacerte sentir varios orgasmos antes de llegar al suyo, esto es, antes de llegar él a su eyaculación. Cuando el hombre se esfuerza sin sufrir en retener su placer o sabe esperar antes de que éste se produzca, será capaz de ir obteniendo una y otra vez sucesivos y muy reconfortantes orgasmos tuyos, como mujer, ante todo a partir de acariciar tu clítoris con su lengua o con sus dedos (aunque esto siempre con mucha dulzura, porque, si no, podría llegarse a producir dolor en la zona sexual femenina, que es muy delicada). Cuando tu clítoris está excitado o receptivo a las mejores caricias por parte de tu pareja, que es cuando está suficientemente lubricado, éste se convierte en toda una fuente de orgasmos para ti. Recibir la penetración, una penetración lenta que vaya a más, mientras unos dedos –los tuyos mismos o los suyos- acarician suavemente tu clítoris al mismo tiempo, es sentir fluir por ti una verdadera fuente de placer, en la que una fuerte energía se desprenderá de ti a través de tu orgasmo. En el amor sensual, en lo que es la sensualidad del todo aplicada, tu capacidad multiorgásmica, tu capacidad de sentir variados orgasmos de diversas intensidades a partir de una misma sesión íntima, es vital, crucial, con tal de vivir plenamente aquello que viene a ser una buena y profunda relación sexual.
Probablemente hayas comprobado durante tus masturbaciones que, sin que apenas te esfuerces, puedes orgasmar una, dos, tres y hasta en más ocasiones, a partir de tus caricias y tus fantasías sexuales.
La mujer que explota su ser multiorgásmica embellece ante sí y ante los demás, ya que su placer le hará brillar sus pupilas y su piel. Y si logra que sus hombres o su pareja conozcan cómo elevarla a las cumbres de sus diversos placeres, esta mujer se convertirá en una reina de sí misma, siempre vital y dispuesta a luchar por su familia, sus estudios o su trabajo. De la misma manera, ella ha de conocer que el hombre llega a sentir más placer al orgasmar cuanto más retiene su eyaculación, como decíamos anteriormente. Pero, en todo caso, no es necesario que él permanezca en estado de erección todo el tiempo para que pueda proporcionar placer sexual a su pareja. Existe un equívoco con esto. En demasiadas ocasiones hay parejas que exponen que, como él eyacula con cierta rapidez, ella ya no tiene la posibilidad de obtener placer ya que él no podrá penetrarla. No tiene porqué ser así en absoluto. El orgasmo de la mujer proviene de su clítoris, el cual puede ser acariciado tanto por la lengua como por los dedos de su amante. E incluso toda la zona sexual femenina es proclive a ser acariciada profundamente por los labios y las yemas de los dedos de él, con lo que todo placer orgásmico es alcanzable por la mujer sin que tenga que haber erección masculina. Los eyaculadores precoces pueden ofrecer tanto placer en la intimidad con sus parejas como los propios hombres que son capaces de retener su eyaculación durante muchos minutos e incluso durante horas. Las caricias más profundas son más útiles de cara a ofrecer placer a la pareja que la penetración más honda en la vagina. Sin erección, un hombre puede llegar a ser un gran amante: esto es lo que también aplica un hombre sensual.
Díselo para que él piense en ello.
La sensualidad podría incluso conducir a la humanidad de este tiempo, precisamente a la de este momento de tantos cambios tecnológico-comunicativos, a un mundo mejor y muy bello a partir de éste en el que ya nos desenvolvemos bastante bien en las sociedades avanzadas que representamos. La sensualidad siempre mejor entendida es una fuente de nuevos placeres para toda pareja de enamorados; nuevos placeres, picantes, excitantes, erotizantes, y hasta sublimadores finalmente para quien quiera y pueda; porque no es lo mismo querer que ya poder: los grados, como las cosas, se ganan con nuestros intereses y esfuerzos a través de la vida.

Pasar de una sexualidad instintiva y mecánica a una sexualidad sabia e imaginativa no es algo que una persona inexperta en el tema pueda asumir así porque sí.

Vamos a ver ahora qué espera un hombre de ti en la cama o a la hora de la sexualidad. A la mayoría de los hombres les gusta lo mismo. Y sólo tú puedes enseñarle o enseñarles a ser sensibles, a que les guste el sexo sensual, a que puedan mirar la situación para saber aplicar sensualidad contigo, la sensualidad que tú ya atesoras, como desde siempre, dentro de ti, anhelante de amor.
Lo que a él le gusta en el sexo
Una mujer sensual ha de conocer bien los verdaderos gustos básicos de los hombres a la hora del sexo. No quedarse petrificada en la intimidad con él es vital.
Comienzas a ser una buena amante sensual cuando te decides a tomar también tú la iniciativa a la hora del sexo: no lo olvides. Dale masajes estando ambos desnudos, acaricia toda su zona sexual, lame su sexo de arriba a abajo, incluso sus testículos. Esto hará que se excite mucho más y que incluso comience a gemir sin darse todavía la penetración. Besa su pecho y abdomen y después pídele a él que te haga lo mismo con sus labios, su lengua y sus caricias ...

Se trata de que él vaya aprendiendo a hacer el amor sensualmente, que es, entre otras cosas, cada vez con más lentitud y menos imperiosidad por eyacular.

Se trata, en definitiva, de que él permanezca erecto o en erección el mayor tiempo posible, mientras ambos exploráis todas las posibilidades de la sexualidad. Para esto, como ya dijimos, darse un baño o una ducha juntos y acariciaros después antes de abrazaros en la cama para efectuar la penetración es una buena táctica para empezar.

Ten en cuenta que a él le gustará verte excitada, esto es, siendo capaz de permitir que él te vea excitada, comprobando él así que su deseo sexual es respondido por ti...

Saber que le deseas le hará excitarse más siempre Si él tiene dudas en este aspecto, responderá mal ante el acto sexual; lo hará torpemente o, tal vez, con algún "gatillazo". Y has de llegar a confesarle las palabras que te gustaría oír de sus labios en la intimidad con él. Éste es un buen modo de comenzar a enseñarle a amaros sensualmente. Introducirle en tu sexualidad, en tus gustos más íntimos en el momento de la máxima excitación junto a él, es algo que te permitirá luego conocerle más, ya que confiará en ti. Explícale con detenimiento las caricias que te gustaría recibir de su parte. Luego, los rincones de tu piel en donde te harán más mella sus besos. Pregúntale por sus puntos erógenos, haz que te hable de lo que más desea sexualmente, y ofrécele el placer de otorgárselo. Hablar de sexo os proporcionará sensaciones fuertes, eróticas y excitantes, como antes te adelantábamos.

Esto lo olvidan muchas parejas, que pretenden amarse bien íntimamente pero sin conocerse en realidad. Habla con él de tu sexualidad y pregúntale mimosamente sobre la suya: es más que seguro que acabaréis retozando sobre la alfombra de la sala en donde hayáis comenzado vuestra conversación íntima.
Tienes que dominar la situación sexual con tu pareja. Tú puedes ponerlo a tu merced sin que él apenas lo sepa o se dé cuenta. Seguro que ya sabes bien que, sólo por ser mujer, ejerces sobre los hombres un gran poder de atracción.

Cuanto más clara y sutil seas al mismo tiempo con él, más deseo despertarás en tu pareja o en tu amor de turno. Tienes que ser espontánea y natural para esto. Dile lo que te gusta que te hagan al hacer el amor, pero párale los pies si él va demasiado lejos y se deja llevar por su fuerte excitación.
Cuando esto sucede él actúa desordenadamente, sin conservar la tranquilidad mientras hacéis el amor. Cálmale, con tal de poder enseñarle sensualidad: no olvides que estás siendo su iniciadora o maestra, su mentora, su profesora en el arte del amor sensual. Estimúlale para aumentar su deseo por ti con tus bazas de mujer siempre bien dispuestas.

A los hombres les gusta la mujer que en todo momento dado se sienta predispuesta a hacer el amor con él porque sí o de repente. Eso les "enloquece" sexualmente. Y tú has de aceptar de antemano que, en esta aún temprana etapa de la evolución humana, no es todavía posible renunciar del todo al sexo por el sexo. En realidad, a casi todos y a casi todas nos gusta. Pero hasta cierto punto, porque quien conoce el sexo sensual comprende que éste ofrece mucho más placer que el sexo por el sexo. Es por esta causa que es bueno ir introduciendo el amor sensual poco a poco en la vida de la pareja. Será excelente, en efecto, decidir conjuntamente dedicar un día al mes, o a la semana, a amaros sensualmente, esto es, de un modo diferente a como se hace de modo habitual.

El sexo por el sexo ofrece unos segundos de placer cuando llega el orgasmo en él o en ambos. El sexo sensual ofrece, en cambio, mil placeres Si estáis en una de esas etapas en la que el sexo brilla por su ausencia a causa de su cansancio o porque vuestra relación pasa por un bache, el amor sensual será una buena solución para dar un nuevo o renovado impulso a vuestro mutuo deseo. Las fantasías sexuales que permite el sexo sensual despiertan siempre a cualquier pareja sexualmente alicaída, así como los masajes y los besos profundos que éste propicia. Sexo de pronto, de día, a mitad de la noche, después de comer en casa o tras llegar del trabajo, así como en vuestra cama o en un hotel improvisado, en una playa o en un parque solitario al anochecer, parapetados tras un bonito escenario de flores y follaje: todo esto también les va o les pone, es verdad. Lo que de antemano les gusta a los hombres es el sexo repentino, dirigido a satisfacer un deseo momentáneo suyo, y sin pasar la etapa de la estimulación erótica. Por lo tanto, para proponerle hacer el amor lo más sensualmente posible habrás de ofrecerle algo a cambio las primeras veces. Por ejemplo: "Si nos amamos sensualmente, en la próxima ocasión podrás pedirme lo que quieras..., exactamente lo que quieras o lo que más desees sexualmente". Hablar claro sobre intimidad no es ser una descarada, sino que es ser sincera además de superexcitante. Esto último lo comprobarás en cuanto lo intentes. En la cama con tu pareja no ha de caber la timidez. Dirígele para obtener de él su máxima excitación y con tal de que sea capaz de extraer de ti el mayor placer: pídele lo que quieres, tomándole la mano y llevándola al lugar que deseas que te acaricie. Te repetimos que el hombre se excita más cuanto más excitada te vea a ti. "Ahí...", "así...", "más despacio...", "mira, ahí, ése es mi clítoris, acarícialo así...", y también, "más despacio" o "más deprisa...", cuando él se halle en tu interior vaginal y a ti te sobrevenga el instante anterior a tu orgasmo y tu excitación sea máxima: es casi todo el vocabulario que necesitas para empezar en el sexo sensual; con eso, y anteriores conversaciones sobre sexo para conoceros mejor, ya le estarás excitando suficientemente. Sobre todo, en ocasiones, sorpréndele. Aunque alguna vez hayas llegado a creer que no es así, a la mayoría de los hombres les gusta dejar que la mujer tome las riendas y se haga cargo de la situación íntima por sí sola. Una mujer dispuesta a hacer sentir placer a su hombre, la hace mucho más atractiva para la mayoría de ellos. En realidad, una mujer que sepa llevar la iniciativa sexual no sólo será capaz de hacerle sentir más placer a él, tanto como a sí misma, sino que será mucho más deseada siempre por su pareja.

Las personas que logran ir pasando de una sexualidad todavía instintiva a una sexualidad sensual se hacen libres y naturales ante el sexo, y se convierten en muy buenos amantes, inolvidables para todas las personas con las que intimen. Hay que ir hacia una sexualidad sensual a partir del sexo actual porque la primera nombrada ayuda al crecimiento interior de la persona que se introduce por ese camino, y el sexo por el sexo te ancla a tu ayer instintivo sin dejarte avanzar hacia otros estadios de tu propio ser. La sexualidad sensual parte del amor a todo e, incluso, al Todo. Al Todo entendido, no exactamente como Dios, sino simplemente como Amor Ideal. La sexualidad instintiva parte, únicamente, del deseo atávico o antiguo de alguien que quiere imponerse a alguien por medio del sexo. Hay que ir hacia una sexualidad sensual, y hasta como novatos incluso de la maravilla que es la sensualidad moderna, porque toda caricia, todo beso, todo masaje, toda dulzura, están contenidas en la misma. Todos esos actos (acariciar, besar, masajear el cuerpo de la pareja, tratarla con dulzura) enaltecen a la persona que los practica.
Eso no quiere decir que cuando se hace sexo sensual ya no se pueda practicar sexo instintivo cuando se desee así, pero esto sí, aunque sea de vez en cuando, la pareja de amantes practicará sexo sensual. Esta modalidad de sexo se irá integrando cada vez más en tu vida cuando ya la has probado una vez. No es lo mismo estar en una playa en donde el sol de un mediodía ardiente te da de pleno en la cara y en el cuerpo, que estar en la misma playa, al atardecer, paseando a la orilla del mar, disfrutando de las imágenes que ves y de los sonidos que surgen del paisaje magnífico ante el que estás. Lo primero sería figuradamente lo que es el sexo instintivo; y, lo segundo, lo que es el sexo sensual.
El sexo sensual se convierte en el medio ideal para llegar a comunicarnos cada vez mejor con el entorno natural y mistérico, misterioso, que está presente en todas partes a nuestro alrededor. El sexo instintivo, sin embargo, nos ancla a un ayer humano que la conciencia colectiva ha querido ir olvidando época a época, acogiéndose a lo mejor que cada tiempo ha dado. Habría que practicar cada vez más sexo sensual (las mujeres actuales lo intuyen infinitamente más y mucho mejor que los hombres) para que la vida se relaje ante ti, para poder actuar con calma a la hora de hacer el amor, y de este modo darnos cuenta de que se entra en otra dimensión de la intimidad con esa forma de sexo. Porque en cada época hay que dirigirse hacia un mundo mejor que el del presente. Somos un eslabón más de la larga cadena que conforman, hacia atrás, nuestros antepasados, y, hacia adelante, todas las próximas generaciones que están por llegar. Hay que dejar a esas generaciones el mejor legado posible, y esto para que la misteriosa evolución humana (ésa que ha hecho que nuestros físicos se hayan ido transformando de peor a mejor tiempo a tiempo a partir del mono) tenga dónde agarrarse para mejorarse más y más a sí misma.
El sexo actual es instintivo. Reconozcamos que se produce a espasmos de deseo incontenido, en medio de los cuales la pareja actúa precipitadamente, él sobre el cuerpo de ella, ella sobre el cuerpo de él...
Se obtienen orgasmos con el sexo instintivo, pero ni muchos menos tienen que ver con los orgasmos que se llegan a sentir con el sexo sensual.
Los masajes del sexo sensual son una bendición, por ejemplo. Un cuerpo bien relajado por la persona que te quiere hacer el amor -todos sabemos dar masajes si nos ponemos a ello, o tras leer algún buen libro sobre los mismos-, es un cuerpo dispuesto a una entrega distinta desde la relajación obtenida.
Se logra con masajes que la totalidad de piel de una mujer se llegue a erizar con tan sólo pasar la yema de los dedos sobre la misma.
Se logra que la mujer relajada se entregue mucho más, y mucho mejor, a la relación íntima, una vez distensada a partir de masajes reparadores del sistema energético que recorre el cuerpo de todos. Y, un hombre relajado, es siempre mucho mejor amante que un hombre tenso.

Los masajes introducen en la calma ante la vida. Los músculos del hombre están todavía demasiado tensos, así como su mandíbula, sus tendones, sus ingles, su cuerpo en general. Esto es producto de todas las preguntas sin respuesta que tiene en su mente. En esas condiciones ese hombre tenderá a realizar sexo rápido, sin medida, el cual constituye la sexualidad que hemos alcanzado, entre todos, hasta esta época. Pero un hombre con los músculos relajados, con una buena circulación sanguínea, conocedor de técnicas de relajación (e incluso de relajación en movimiento), se vuelve un gran amante, y será muy querido y deseado por las mujeres con las que intime en su vida. Pero es la mujer la que ha de enseñar a dar masajes al hombre que, frecuentemente, no sabe cómo empezar a darlos, y se limita a querer penetrar rápidamente a la mujer cuando está excitado, para, finalmente, eyacular cuanto antes, olvidándose con frecuencia del placer de ella, su compañera en ese instante. Suelen ser un poco adolescentes siempre. Una situación sensual la puede conseguir una mujer creando el ambiente correcto para llegar a vivirla. Y hay que ser una seductora por encima del propio físico. Una mujer no demasiado agraciada físicamente pero que sepa crear atmósferas sensuales a su amor de turno o a su pareja fija, es una mujer poderosa que se vuelve infinitamente atractiva ante el hombre con quien esté. Las técnicas íntimas o amatorias que se emplean en buena parte de las películas de Hollywood son técnicas propiciadas por el arte de amar sensualmente: caricias, besos, bellas palabras, inteligencia emocional aplicada en la intimidad, lentitud en los movimientos, profundidad en los toqueteos entre la pareja, atmósfera adecuada... Pasar del sexo instintivo al sexo sensual produce un relajamiento particular y sorprendente en las personas que lo consiguen. Seducir se basa en la seguridad de uno mismo a partir de sus propias técnicas sexuales. No se trata de hablar por hablar, ponerse nerviosos ante el hecho de estar seduciendo, o de "ir al grano" y no pararse ante nada. Una mujer seducida es una fuente de energía hacia el hombre, del mismo modo que un varón seducido es una fuente de poder para la mujer que lo consiga a partir de sus iniciativas. La mayor parte de los hombres, en esta época, están sobreexcitados casi siempre; esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de seducirlos. Primero, hay que rebajar esa sobreexcitación si se quiere conseguir que logre practicar sexo sensual contigo. Luego, hay que enseñarle a acariciar, a besar, a convertir todo el cuerpo femenino en un volcán de placer. El amor sensual se hace desde la propia sensibilidad encendida, procurando darse cuenta de que el instinto nos empuja a todos a practicar de todo rápidamente con la persona con la que intimamos en un momento dado, sea nuestro marido, novio, novia, amante de una tarde o una noche. Pero alcanzas un grado superior en la propia vida cuando logras retener el poderoso instinto de la sexualidad por la sexualidad y transformarlo en deseo sensual, esto es, en deseo de estar con la otra persona disfrutando de cada instante, de cada coito, de cada fantasía sexual que contemos o nos sea contada para ser incluso llevadas a la práctica, cuando la pareja se entiende ya del todo entre sí, y mientras esas fantasías no sobrepasen la frontera de la propia dignidad personal o de la propia dignidad de terceros. Se va hacia el sexo sensual aprendiendo a retener el instinto, para ir aplicando cada vez más un poder mirar sin alterarte nada el cuerpo desnudo de la persona con la que estás en la intimidad. Los masajes son imprescindibles para aprender a realizar el acto sexual de un modo sensual. Masajes que han de ser dados con paciencia, no rápidamente, y disfrutando incluso de darlos, ya que las manos que dan masajes con asiduidad se convierten en expertas en relajar (y hasta en sanar), sobre todo si ya se conocen las variadas formas de masajes que hoy se exponen en diferentes obras sobre el tema, en cualquier estantería de libros. El sexo sensual te anima a vivir, a ser más competitivo -aunque ya desde una calma interna superior-, a ser más sensible ante el sexo opuesto o el sexo que te guste en el caso de ser bisexual, lesbiana u homosexual. El sexo sensual es una fuente de salud inacabable para quien lo practica. Dura más que los escasos minutos del sexo instintivo, ya que puede extenderse en el tiempo durante una, dos, tres horas y hasta más, cuando los amantes se han convertido ya en sibaritas del amor sexual y sensual.
Acariciar la cara de la persona con quien estás, sus párpados, su cabeza, sus manos y, sobre todo, sus pies son actos que atraen nuevas sensaciones al mundo de la propia sexualidad y al mundo de la persona con la que se esté íntimamente. Poder mirar unos senos de mujer sin enervarte, sin excitarte, poder acariciarlos sabiendo que son hermosos para ti, poder acariciar el sexo femenino de un modo suave y profundo, saber hablar lentamente a la mujer, halagándola, susurrándole lo principal de su belleza, etcétera, es estar convirtiéndose en una persona sensual.
A la mujer hay que seducirla consiguiendo que ella sienta que se está seduciendo a sí misma delante de ti y a causa de ti: esto es lo que enseña la mujer que sabe ser sensual y que aplica la sensualidad en su vida sexual.

Hacer el amor con sensualidad es entrar en otra dimensión de la propia vida. Y, esto, aunque se haga sólo en ocasiones. Esos momentos serán tan recordados en la vida cotidiana que tenderán a impregnarse en todo alrededor. El caso es conseguir lograr hacer el amor sensualmente aunque sea por una vez, porque entonces la sexualidad toma sentido.

Y no sólo hacer el amor, sino todo ritual anterior que tenga que ver con este hecho. Cenar, salir a cenar acaso, hablar, mirarse, todo esto tenderá a ser sensual por sí mismo. Aplicar la sensualidad es hacer bella la vida. Es extender lo mejor de uno mismo en el ámbito, al menos, del propio hogar.
Es luchar para vencer a las hordas de los pensamientos y los sentimientos desordenados.

Y, amar sensualmente, no significa que nos vayamos a quedar enamorados para siempre al lado de esa persona con la que estemos... La persona sensual querrá quedarse con una sola pareja de por vida, o querrá, en cambio, ir enamorándose en variadas ocasiones. Pero la sensualidad tendrá siempre la cualidad de extenderse alrededor de quienes la aplican.

Al hombre hay que darle amor después de hacer el amor: También de este modo le estarás enseñando a amar. Cuando llega ese especial momento en la intimidad, a algunos les gusta conversar, ya que están muy relajados tras eyacular; si disfrutaste de la experiencia con él, éste sería un tema de conversación apasionante, que puede llegar a excitarle de nuevo. Y son muchos los hombres a los que, quizás secretamente, les gustaría vivir con su pareja sus fantasías eróticas.
Tenlo en cuenta. Tal vez al tuyo le guste verte bailar en ropa interior muy erótica o sensual mientras te la vas quitando poco a poco, o que le vendes los ojos con un pañuelo de seda para luego acariciarle en sus zonas más sensibles: en su sexo, sus piernas, etc. Invítale a que te cuente sus fantasías, y ponte en acción para llevarlas a cabo. Y, si ya te atreves, cuéntale también tú las tuyas. Y realízalas con él, ¿por qué no? Esto hará que te desee mucho más que si hacéis siempre el amor de la misma manera. Comunicarse bien con tu pareja es fundamental para obtener placer o sentir placer con él en el momento de la intimidad en la cama, o en el suelo sobre la alfombra, o donde decidáis hacer el amor.
Al hombre le gusta que su pareja hable de sexo con naturalidad a la vez que de un modo picante. Cuanta más educación formal, más exquisitez atmosférica alrededor, sin duda.
Esto le excitará mucho. Eso le hará desearte mucho más. Y, si él no es especialmente hablador después de hacerte el amor, no permitas de ninguna manera que vaya y se duerma, a no ser que mañana él trabaje temprano y hoy sean ya las dos de la madrugada.
No permitas que él se te escape después de hacer el amor. Estará tan relajado tras realizar el coito, que de alguna manera sutil o femenina podrás entonces enseñarle más que nunca sobre la sensualidad. No hables si él no lo desea, tras haberos amado muy juntos. Pero sí, por ejemplo, no ceses de acariciarle el pecho o la espalda con el envés de tus uñas o con la yema de tus dedos rozando suavemente su piel; acércate a él sigilosamente, en ese preciso momento en que está tan relajado y sensible, y besa su piel con leves toqueteos de labios que le hagan comprender lo mucho que tú le deseas o que tú le quieres.
La totalidad del cuerpo del hombre se mostrará infinitamente más receptiva a todo tipo de caricias y masajes después de haber concluido el acto sexual, y sobre todo si éste se ha realizado con algún grado de amor, además de con pasión.
Exactamente lo mismo le sucede al cuerpo de la mujer; y así como el cuerpo acepta o acoge de modo muy positivo todo preámbulo sexual de los que ayudan a aumentar en muchos grados la excitación, asimismo también acepta y acoge todo acto postcoital lleno de amor, toda caricia destinada tan sólo a hacerle o a haceros sentir placer tras el coito.
El acto de hacer el amor consta de tres partes bien definidas: los preámbulos, la penetración, y el postcoito o los momentos que se suceden inmediatamente después del coito. Dentro de los preámbulos (esto es, dentro de los actos sexuales que se deseen realizar antes de lo que es propiamente el coito), entran todo tipo de masajes reparadores, besuqueos, caricias, excitantes palabras, fantasías destinadas a aumentar en mucho todo calor sexual entre ambos, así como fórmulas destinadas a aumentar la excitación con sensibilidad tales como la postura del 69, en la cual las bocas de ambos amantes quedan ante el sexo de la pareja para realizar sobre el mismo todo tipo de acciones erotizantes. Ya cerca de la penetración, cabe toda masturbación mutua, tanto de ella ante él, con lo que esto le acabará de excitar, como en muchos casos también de él ante ella. Son muchas las mujeres a las que les gusta contemplar el vigor con el que su compañero sexual se masturba seriamente ante ellas, y a causa de sus cuerpos femeninos desnudos frente a él.
Todo beso profundo cabe también en el momento en que se esté produciendo la penetración, así como toda caricia mutua y honda en la piel de cada cual. Será en los instantes siguientes al coito explayado o retenido cuando llegarán los diálogos más abiertos y relajados o las caricias más sensibles y amorosas; incluso, al son del humo de ese cigarrillo que a muchas personas les gusta fumarse después de hacer el amor.

Pero sigamos con la serie de trucos y fórmulas que te harán triunfar en la intimidad con él, al mismo tiempo que le preparas para realizar las más sutiles y provocativas técnicas provenidas del arte del amor sensual o de la sensualidad. Nunca debes simular el orgasmo. Te será fatigoso y sentirás una desazón muy grande tras haberlo simulado.

Cuando a ti no te apetezca nada hacer sexo y él si quiera, será mejor que le trates con dulzura, y que le des una excusa que sea verdad y no rompa con su deseo; por ejemplo: "Estoy muy cansada por mi trabajo, pero mañana antes de levantarnos quizás podamos hacerlo".

El sexo al despertar es el preferido por buena parte de los hombres. Les relaja para toda la jornada. No es nunca mala idea acostarse temprano, poner el despertador media hora antes de lo habitual, y hacer buen uso de ese rato extra al despertar.
Crearle tú este tipo de situaciones y atmósferas le predispondrá a hacer el amor sensualmente en ese día semanal tan especial siempre para los dos.
Un hombre tenso porque no hace el amor es un hombre con pocas o nulas posibilidades de éxito en la vida.
Después de un día difícil en la oficina o en el trabajo, un buen masaje le relajará, le animará y le servirá como preludio al sexo. El truco estriba en hacerlo como si fuera una caricia larga y profunda. Ayúdate con un aceite o una crema porque frotar con las manos secas puede ser molesto para ambos, para tus manos y para su piel.
Los masajes mutuos aumentan en mucho el deseo sexual.
En la relación sexual, el hombre no tiene que ser el factor dominante todo el tiempo; es más, aunque en un principio lo nieguen, a ellos les encanta ser pasivos. Desde luego, si la mujer va a tomar la iniciativa, ellos quieren que ella domine muy bien las técnicas sexuales y que, por lo tanto, la mujer sepa lo que está haciendo.
Moverse desordenadamente ya en el momento de la penetración, o hacerle daño al tomar su pene para masturbarle, es algo que les molesta mucho; del mismo modo, practicarles una felación –una mamada– y hacerles daño con los dientes es algo que enfriará bastante su deseo sexual por ti. Así que cuidado, y a ser una buena profesora de sensualidad: sólo cuando lo hayas convertido en un buen amante –siguiendo todo lo que te estamos exponiendo- podrás empezar a introducirle en el excitante juego de lo que es la sensualidad adelantada y aplicada en pareja. De cualquier manera, es verdad que a los hombres les encanta que la mujer les seduzca. Es lo moderno. Hay hombres que esto les gusta siempre. Son los menos. Hazlo sin que él sienta mellada su masculinidad. Sé natural y sutil al seducirle. Pero, cuidado, no vayas a parecer una mujer fatal porque le asustarás (a algunos no).
Más bien, interpreta a una amante solícita que sabe cómo excitarle. Y al hombre le gusta que la mujer haga algún ruido durante el acto sexual. La mayoría detesta hacer el amor en medio de un silencio absoluto.

Al hombre le encanta que la mujer "grite" o que suspire y gima, especialmente cuando se acerca al orgasmo. Eso le indica que ella está disfrutando porque él ha sabido hacerla disfrutar.

La mujer a la que le gusta practicar el sexo oral es un regalo para el hombre. Detestan que la mujer indique que lo hace casi a disgusto o sólo "porque él se lo pide". A la mayoría de los hombres –por su parte- les complace hacerle el sexo oral a la mujer, tanto como recibirlo. Y esperan que ella lo disfrute.
La higiene íntima es, por tanto, vital para una sexualidad sana de tendencias ya sensuales. No hay afrodisíaco como el agua y el jabón. Una piel que huela simplemente a jabón de baño es una piel que apetece acariciar, besar. A los hombres les gusta la ternura y el afecto en la misma medida que les gusta la pasión.
También, le dan una enorme importancia a que las mujeres comprendan sus reales necesidades sexuales.
Usa tu intuición para esto. Y es fácil llegar a mostrarse muy serios ante el sexo, sobre todo cuando se quiere que sea perfecto, y la tensión que eso sitúa entre la pareja es perjudicial.
El buen humor puede aligerar la situación y disminuir esa presión.
Aquí cabe cualquier tipo de cosa, desde la disposición a probar nuevas posturas sexuales, hasta ponerle pimienta a cada momento como un preludio a la penetración.

A menudo –como te hemos dicho ya-, a casi todos los hombres les resulta extremadamente excitante el sexo por el sexo, sin estimulación ni jugueteo previo.
Sométete a esa práctica repentina pero no sin antes decirle algo parecido a lo siguiente: "Está bien; haremos sexo duro cuando lo desees; pero tú harás sexo sensual conmigo cada vez que a mí me apetezca". Y si él te llegara a preguntar:

-¿Y qué es eso del sexo sensual?

Tú podrás responderle ya:

-Es hacer el amor con sensibilidad y lentitud. –Y podrás añadir: -Como en las películas, entre los actores tipo Tom Cruise, Matt Dillon, Richard Gere, Harrison Ford y demás con sus parejas de turno ante las cámaras. Así..., muy despacio, muy lentamente, saboreando cada instante, cada caricia, cada fantasía, cada beso, cada palabra o gemido...

Comprobarás cómo él no se podrá negar a pasar ya de hacer el amor como siempre, instintiva, sexualmente, a hacerlo de modo sensual. Y es que hacer el amor o practicar sexo sensualmente es realizar un poderoso adelanto voluntario en la historia personal de cada cual. Pasar de hacer el amor sólo sexual, instintivamente, a hacerlo de modo sensual -aunque sea en ocasiones- es obtener carisma, poder personal, armonía, así como lograr ser más atractivos interna y externamente.
Una excitación más profunda y más placer, más felicidad en pareja obtendrás haciendo el amor sensualmente, sea cual sea tu opción sexual.

Cada persona tiene en sus manos mejorar la raza humana al mejorarse a sí misma. Y mejorar en el sexo es, también, acercarse a las verdades de la vida: esta última idea queda desarrollada en el apartado final de esta obra.
Fíjate bien ahora, amiga lectora: lo más importante es, ni más ni menos, que le enseñes a respirar llegada la hora de la intimidad. Si eres sabiamente astuta, no le dirás a él que vas a enseñarle a hacerlo sino que, simplemente, lo harás... ¿Por qué esto así? Porque por lo general el hombre no está dispuesto a aceptar que, a la hora de la sexualidad, se deja dominar demasiado por una respiración, digamos, exagerada. Tú, en cambio, compruebas mientras tanto que, en la misma situación, tu respiración apenas se modifica. Esto, menos cuando ambos os entregáis a la realización de un coito rápido propiciado por un calentón, como se suele llamar.
Hay que diferenciar entre estos polvos tan necesarios como intrascendentes y lo que es la sensualidad o hacer el amor de un modo sensual.
No importa en absoluto que cada vez que quieras te homenajees, digámoslo así, con un coito apasionado y esplendoroso, dejándoos llevar ambos por una respiración agitada y todo tipo de desenfrenos raudos.
La cuestión es dedicar otros momentos al amor sensual, con lo cual estarás logrando adentrarte poco a poco en un mundo de placeres mucho más sofisticados y especiales.

Adentrarte tú, y adentrarle también a él en los mismos, por supuesto. Y esto se consigue, sobre todo, enseñando a respirar bien a tu pareja fija o a tu amor de turno.
Cuando él se sienta excitado por ti y te desee, comprobarás que su respiración aumenta en mucho.
Esto produce que su excitación sexual sea rápida, y la tendencia en él será eyacular cuanto antes para desfogarse, con lo cual toda lentitud –siempre necesaria para el amor sensual- no podrá darse. Por eso, cuando tú decidas que en esa ocasión quieres realizar la sensualidad que deseas vivir o experimentar con él, deberás comenzar por decirle simplemente: "Respira hondo y despacio, mi amor".
Cualquier frase parecida a ésa y que tenga el mismo significado te valdrá. Cuando él comience a hacerlo, estarás ya iniciándole en el arte de amar más placentero, el que os permitirá todo tipo de masajes, posturas, penetraciones y fantasías juntos. Al respirar de ese modo, profunda y lentamente, tu amante comprobar
á que comienza a ser mucho más dueño de sus actos y de su deseo sexual.
En ese instante, invítale con cariño a que mire tu cuerpo mientras te desnudas o mientras permaneces ya desnuda ante sus ojos. "Mírame, sólo mírame y disfruta por mirarme", puedes llegar a decirle.

A los hombres, en general, les cuesta más que mucho mirar el cuerpo desnudo de una mujer estando al lado de ella. Esto es un atavismo, una consecuencia de la evolución hasta aquí, un complejo mantenido en el propio corazón del varón así como en su mente.

Éste es ya el tiempo de la mujer. La igualdad entre mujeres y hombres es ya una realidad en las sociedades avanzadas. Pero vosotras tenéis todo un mundo de nuevas posibilidades que ofrecer a la vida humana en este planeta que entre todos queremos hacer avanzar. Sois más rápidas mentalmente que el hombre y, además, tenéis más corazón. Incluso sexualmente estáis más avanzadas que el hombre. Ésta es la realidad.
Como mujer, amiga lectora, tú puedes ofrecer mucho más que el hombre en las relaciones íntimas y por eso es casi una obligación moral el que lo hagas.
Conseguir que un varón –tu novio o tu amor de un tiempo- sensualice su visión del amor sexual es un logro que hace avanzar a la humanidad hacia un mundo mejor.
Otro mundo es posible, pero eso pasa por sensualizar las relaciones sexuales. Introducir en tu intimidad las posturas que otorgan iniciativa a la mujer –todas en las cuales tú puedas moverte sobre su pene mientras él permanece voluntariamente quieto dejando que la penetración la realices tú- es el mejor comienzo...

Ya, llegados a este momento de la evolución humana, está en tus manos, mujer, dar un impulso a la historia del mundo como nunca antes hayan conocido los tiempos.
Podrías incluso llegar a convertirte, junto a todas las demás de tu sexo, en la verdadera organizadora de un mundo bello, donde venir a vivir fuera un placer y un acto repleto de dignidad para el ser humano. ¿Cómo?

Convirtiendo tu sexualidad en un acto maéstrico para tu hombre, o para tu mujer, en el caso bisexual o lésbico. Todo secreto hacia las profundidades de los mayores conocimientos se encierra en el poder oculto de tu sexualidad.

Cuando estás internamente encendida, cuando deseas a una persona determinada, a un hombre o a una mujer, estás desplegando a tu alrededor un poder inmenso. Una mujer enamorada no es sólo una mujer, es como una diosa en el mundo.
Máximos secretos para muchas y muchos encierra la sexualidad todavía. El día en que éstos no sólo salgan a la luz -como hoy en día se da a través de los libros especializados- sino que además sean aplicados, este mundo será otro porque la evolución dará muchos pasos hacia adelante en muy poco tiempo.

Pero, primero, hay que pasar por enseñar sensualidad a tu hombre, a tus hombres o a tus parejas.
El varón es mucho más instintivo que tú, y eso significa que se sigue manteniendo una sexualidad ramplona, rápida y reacia a ir desapareciendo para dejar paso a la sexualidad que realmente llena de placer todos los sentidos, antes de situarte frente a aún cotas mayores.

Rodeados de tantos avances tecnológicos, de tantos objetos y mobiliarios tan bien trabajados y estéticos, algo no "pega" a nuestro alrededor en la actualidad: nuestra forma de amarnos o poseernos en la intimidad.

Es como si los tiempos hubieran avanzado mucho más deprisa que nuestra mente, y es como si lo que nos rodea fuera mucho más moderno que nuestra sexualidad actual, que sigue siendo casi la misma que la de nuestro ayer o nuestro pasado atávico.
Incluyendo prácticas sensuales en el seno de tu pareja, ir enseñando al hombre a amar de un modo profundo y al mismo tiempo fácil es lo que se constituirá alguna vez -porqué no ya- en el evolutivo paso voluntario hacia adelante dado por la humanidad y esta vez de un modo consciente.

Nos preceden siglos de penurias, hambres, crueles enfermedades, miedos, supersticiones, injusticias y barbaries sin fin. Treinta, cuarenta, cincuenta antepasados hacia atrás estábamos virtualmente en el año 1.000, y otros treinta o cuarenta, aproximadamente en la época de Jesús.

Parece que nos separa mucho tiempo de toda antigüedad, pero no es así. Lo que ocurre es que los avances han sido tantos, sobre todo a partir de los últimos cincuenta años del pasado siglo XX, que a los humanos nos parece como si ya hubiéramos llegado a una alta cota de saber o de conocimientos adquiridos sobre el mundo, sobre este planeta tan misterioso cuando todavía no se conoce la poderosa fuente de placer que esconde el cuerpo humano y que, una vez hallada, nos sensibiliza y nos humaniza aún más que el paso del tiempo.

¿Cómo ir hacia un mundo bello y en paz?: A través del amor sensual. ¿Por qué? Porque cuando logramos impregnar de sensualidad el acto sexual estamos llamando a un poder escondido en el interior de toda persona. Incluso, los hijos nacen más bellos y dotados para la inteligencia cuando son fruto de la sensualidad -como ya expusimos en nuestra obra "Tantra para Occidentales", en bellísima coautoría con el gran maestro de tantra Antonio Javier Plazas, en 1.994-.
Pero no hemos hablado aquí de tantra, sino de amor sensual, de sexo con sensualidad (de la antesala para poder comprender la hondísima iniciación que es el tantra).

Cuando se logra que las relaciones íntimas queden impregnadas de sensualidad, ésta irá abarcando cada vez más toda nuestra vida, de modo que al final se llega a vivir en perfecta armonía con el mundo y con el universo.

Cuando un número suficiente de mujeres y hombres viva en esa armonía sensual, el pasado atávico de la especie que somos quedará roto, cerniéndose entonces sobre la humanidad toda una época de esplendor y maravillas a partir del humano liberado de las más antiguas y pesadas cadenas.
Los placeres que esperan a la persona que se introduzca en el sexo con sensualidad son innumerables, mucho mayores que el simple placer que proporciona "un polvo" rápido. Y no sólo eso, sino que los secretos de la evolución humana que quedarán desvelados a la persona que consiga asumir la sensualidad en su vida la harán brillar en sociedad incluso, y poseer carisma, belleza natural –que es la verdadera- ante los demás.

Aquí acaba este escrito; donde otras empiezan y se vuelven avances hacia misticismos sexuales o sexualidades sagradas, antiguas, modernizadas y neofundadas; pero, lo primero, es un mundo sensual. De la pareja de jóvenes corriendo unida por el espacio, rompiendo muros a su paso, con decisión, a las futuras parejas amantes del arte, de las ideas nuevas, de lo hipermoderno, de tradicional y de lo novísimo.

Llegará pronto el día en que puedan ser divulgables los secretos de la energía tal como la concibe el Gran Tantra; el hombre y la mujer crecidos juntos interiormente conocerán esos secretos, esos misterios. El cuerpo del humano posee un mecanismo muy preciso, o mecanismos varios, que se pone o se ponen a actuar cuando se llega a cierto grado de comprensión del entorno, a partir de un ya haber dejado de huir del pasado atávico. Todo secreto está en la calma. Las parejas que vayan entrando en la calma, y a través de la etapa que es la sensualidad, irán comprendiéndose más y más a sí mismas. Éste es el tiempo en que se es y en el que se está. No es otro, sino éste. Bellos, buenos tiempos para lo humano, tan adelantados ya hasta aquí, tan hipermodernos, tan capaces ya de crear el Reino de Brahma en la Tierra, con naturalidad, fe e inteligencia.

Hay que aprender, en definitiva, a entregarse a Dios en cada cosa que se hace y a convertir esa entrega en un acto bello. Ésta es la manera de vivir en Brahma -en el Todo que está en todo- al mismo tiempo que se está en el mundo, participando de la divina comedia que es pero sin mezclarse, tan sólo superándola y embelleciéndola. Éste es el filo de la navaja por que el que transita el humano iniciado en los grandes secretos de la vida. Y quien aprende a hacerlo, baila la danza de Shiva y ama como Shakti.